Comencemos con la definición
de la palabra:
Placebo:
·
Deriva
del verbo latino placere que significa “complacer”.
·
Sustancia
que carece de acción curativo, pero produce un efecto terapéutico. En otras palabras, es la simulación de un
tratamiento medico
En 1955, el anestesista americano Henry K. Beecher observo que al menos un tercio de los pacientes presentaban una mejora si
se les suministraba un placebo, es decir, le suministraban una pastilla muy
semejante en olor, forma y sabor a la normal, pero sin ningún efecto farmacéutico.
La
intención del efecto placebo no es engañar al paciente, sino crear una
expectativa o fé en él, para tener un proceso curativo natural. Y son esas
expectativas las que logran producir cambios en el cerebro capaces de disminuir
un dolor, levantar el ánimo de las personas.
“Cuando piensas que vas a tomar un
medicamento que crees que te ayudará, tu
cerebro reacciona como si ya estuviera obteniendo alivio",
comenta Walter
Brown, psiquiatra de la
Universidad de Tufts
Existen
algunas explicaciones para estas mejorías clínicas. En primer lugar, la
remisión espontánea de síntomas y enfermedades era interpretada como los
efectos beneficiosos del tratamiento utilizado. Por otro lado, se trataba a
algunos pacientes que probablemente no estaban enfermos sino ansiosos. Por
último, pero no menos importante, algunas mejorías pueden haberse debido a las
expectativas del paciente y cambios en su estado emocional (el verdadero efecto
psicobiológico del placebo).
El
efecto placebo me hace pensar sobre la gran importancia que tendría en este
caso la relación de cuerpo – mente del paciente.
¿Será
que el poder de la mente es tan grande que eso es lo que ayuda a que se cumpla
el efecto placebo?
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