miércoles, 11 de febrero de 2015

El día que nos conocimos.




Después de varias horas de vuelo, el avión aterrizó en el aeropuerto de Mérida, Tom espero que el piloto diera las últimas instrucciones para salir del avión. No podía quedarse quieto, volteaba de un lado para otro, no podía evitar fruncir el ceño cada vez que la gente tardaba más en bajar del avión. En ese momento se sentía arrepentido de escoger su asiento hasta el final, pero como normalmente hacía, trataba de verle siempre el lado positivo a cualquier situación, así que aprovecho el momento y se metió al baño a darse un pase y quedo como nuevo.
Al bajar del avión lo primero que hizo fue prender su iPhone y en menos de un minuto llegaron como 20 mensajes, pidiendo que no llegara tarde.

“Llego en menos de 30 min, la gente de aquí es un poco lenta y se me hizo tarde. Tom”

Tom se subió al primer taxi que vio, - Al Hyatt por favor, y si puede darse prisa se lo agradecería mucho – mientras le daba un billete de 500 al taxista, el taxista sin decir nada, comenzó a manejar.

No puedo llegar tarde, no puedo”  se repetía una y otra vez, - está usted bien? –le pregunto el taxista mientras veía su reflejo en el retrovisor. Tomás enseguida se secó su sudor y trato de calmarse – Si , solo por favor necesito llegar –
Tom aprovecho el trayecto para cambiarse esa ropa deportiva que traía puesta, no podía presentarse en esas fachas a su tan esperada reunión, así que se puso su pantalón Armani negro, una camisa de vestir color vino Prada, sus zapatos Channel de la suerte que parecían nuevos aunque tenían mínimo unos 4 años con ellos, ahora solo le faltaba su pelo, algo que para él siempre tenía que estar sedoso y brilloso, como la princesa Rapunsel.

-          Llegamos le dijo el taxista.

Tom se bajó rápidamente del taxi mientras daba las gracias, ya lo estaban esperando en la puerta del hotel.
-      
.    -Si tan solo me hicieran caso, no habría pasado todo esto – exclamo Tom con una voz fuerte  a Abraham
-      - Lo siento Sr., pero fueron órdenes de arriba – contesto Abraham mientras recogía las maletas – Ya tenemos su habitación lista, todo ya está listo, ya lo esperan en la sala de juntas y todavía está a tiempo. – comento Abraham

Abraham era casi como un padre para Tomas, toda su infancia estuvo con él, mientras su madre estaba de viaje, y si se preguntan por su padre, todos quisiéramos saber dónde está, o saber aunque sea como se llama, pero nadie puede preguntarle nada a Tomas, porque ese es uno de los temas que nunca se pueden hablar con él.

Tom llego a la sala de juntas, en donde ya lo esperaban para la junta que posiblemente cambie el rumbo de su vida.

-     -  Buenos días señores, perdón por la espera, desde que llegue a Mérida las cosas no han salido muy bien que digamos, por eso siempre les digo que es una de las ciudades que más odio – exclamo Tom con una sonrisa que no podías entender si lo decía de un modo sarcástico o lo decía enserio.

-       -Tom, relájate, llegaste a tiempo, y siempre te he dicho que tienes que convivir más con la gente, no siempre vas a poder estar con Peter y Walter, tienes que regresar a Mérida, necesitamos que estés aquí, no en Finlandia con ellos…-  contesto Héctor – y no te molestes por lo que te digo, solo es que tienes que asumir tus responsabilidades.-.

-    -   Héctor ya hemos hablado muchas veces de todo esto, aparte de Abraham eres uno de los pocos que más se preocupan por mí, pero ya les dije que esto no es para mí, a lo mejor lo era para mi madre, pero para mí no lo es, a parte, por eso mi madre te dejo en ese puesto. – contesto Tom subiendo el tono de su voz.

-     -  Ok, dices que todo esto no es para ti, entonces explícame ¿por qué carajos cada día eres más drogadicto?  No quieres hacerte cargo de las responsabilidades que tienes, pero si te robas parte de la mercancía, haces que te la manden a Finlandia y además la empiezas a vender, no tienes una idea de que encabronados están los de  Finlandia, estas vendiendo en territorios que no son de nosotros, suficiente tenemos con los pendejos del gobierno de  México como para meternos con los de allá.- contesto Héctor.

       Al escuchar los mismos reclamos de Hector, Tom ya molesto, agarro su celular de la mesa y comenzó a caminar hacia la puerta.

-      - TOMAS! No te atrevas a irte – grito Héctor, pero ya era un poco tarde, Tom ya había salido de la sala de juntas.

Tomas salió rápidamente del hotel, sin rumbo alguno, lo primero que se le ocurrió fue prender su porro mientras trataba de olvidarse del desagradable día que había tenido.

-     -  Oye – exclamo una voz femenina – No se si sepas, pero aquí no se puede fumar eso que estas fumando.

Tom alzo la cabeza para conocer la cara de esa persona que estaba interrumpiendo su momento de reflexión, y contesto – Disculpa? ¿Y qué vas a hacer al respecto? -

-       -.Pues no me gustaría tener que decirle a la policía que estas fumando marihuana en un lugar público. – contesto la muchacha.

-                  -  Hazlo – contesto Tom con tono desafiante.

La muchacha se sorprendió cuando escucho esas palabras, pero algo muy dentro de ella le decía que no lo haga, aunque con su moral  y todos los valores que tiene no podía dejar que alguien se esté drogando en pleno día, en una de las avenidas más importantes de la cuidad. Se sentía tan confundida que prefirió darse a vuelta e irse.

-      -   ¿Por qué te vas hermosa? – grito Tom mientras se ponía de pie para ir por ella.

-     -  Haz lo que quieras,  no me interesa – contesto la chica mientras aceleraba el paso
-     -  Ven, no te vayas, te invito un café o lo que quieras – le dijo Tom mientras la tomaba del brazo.
-       -No voy a hablar con una persona que no conciencia de sus actos y se comporta como un idiota  - contesto la muchacha dando la vuelta y quedando justo frente a Tom.

Tomas la miro fijamente por un momento a los ojos, luego discretamente observo todo su cuerpo, hasta que encontró que del lado izquierdo de su playera tenia grabado su nombre.
-       -   Andrea -  dijo Tom con un tono suave

Andrea se dio la vuelta y trato de alejarse lo más rápido que podía, aunque parecía un poco difícil ya que por  la estatura de Tom la alcanzaba con facilidad, se sentía confundida, no sabía porque si le incomodaba no gritaba para decirle a los policías que no se encontraban muy lejos de ella, pero algo la detenía, sentía mucho interés por platicar con él, pero no sabía porque, si lo único que habían hablado eran de estupideces, obvio le parecía guapo, un hombre como de 1.75, piel clara, cabello cenizo, ojos claros, y además bien vestido, no es uno de esos hombres que pasas por alto.
-     -  ¿Tu cómo te llamas? – pregunto Andrea
-       -¿Ahora ya estas interesada en mi? – pregunto Tom con un tono arrogante
-      - No me contestes con preguntas, solo es que tú ya sabes mi nombre y yo no sé el tuyo... – dijo Andrea
-       -Tomas, mi nombre es Tomas -  contesto, mientras le extendía la mano.
Andrea respondió al saludo, y mientras le daba la mano a Tomas contesto – Andrea, ya lo sabes, mucho gusto - . Sonrieron en ese momento.
-     -  Ahora ya me vas a aceptar un café, aquí cerca hay un Starbucks – dijo Tomas
-   -    No, solo no quise ser grosera contigo, pero no puedo hablar contigo ahorita, tengo que llegar al trabajo, lo siento, pero me dio gusto conocerte- contesto Andrea
-    -   Sabes, no soy de Mérida, vine por una junta de trabajo que termino cancelándose, y no tengo nada que hacer en todo el día, no crees que podrías recomendarme algo interesante -  dijo Tom

Andrea seguía sintiéndose confundida, veía a Tomas y causaba una extraña sensación en ella, que no le gustaba porque se sentía incomoda, pero no sabía porque no podía dejar de hablar con él, una parte de ella quería  quedarse a tomar ese café.
Por otra parte Tom, solo se reía por dentro, sabía que Andrea se sentía incomoda, lo veía en su cara, era bonita, no es del tipo con las que estaba acostumbrado a salir, pero siempre estaba abierto a nuevas cosas, total lo único que él quería era no estar solo, y le agradaba mucho la idea de pasar el día con Andrea.
El momento de tensión se rompió en el momento en que el celular de Tom empezó a sonar, él no quería contestar, era Héctor, seguro quería saber dónde estaba, Tom solo colgó la llamada – nada importante – dijo

-       -Ves, los dos tenemos cosas que hacer, me voy – dijo Andrea
-       -Ya te dije que ya no tengo nada que hacer, llévame a pasear, dicen que la gente de Mérida  es muy amable - dijo Tom con una sonrisa en la cara  - ¿Tienes miedo?
-     -¡¿Miedo?, claro que no, vamos, te llevare a dar una vuelta al centro de Mérida, es muy bonito – dijo Andrea

Tom se había vuelto a salir con la suya. En ningún momento paso por su mente, como llegarían al centro, solo comenzaron a platicar, como siempre, Tom siempre escuchaba lo que la gente le decía ya que no le gustaba hablar de su vida privada, Andrea por otra parte, no le daba pena hablar sobre su vida, era como un libro abierto para Tom. Cuando llego el turno de Tom de hablar, él se negaba o hacia comentarios muy vanos, Andrea insistió mucho, quería saber sobre él, Tom estaba sorprendido, nunca alguien había sido tan insistente en saber sobre su vida, nunca hablaba con nadie se sus problemas, pero Héctor, o el hecho de que Andrea le daba confianza.

-    -  El camino al centro es largo, así que empieza hombre – dijo Andrea

A Tom no le quedó más remedio y le conto todo a Andrea, pensaba que jamás la volvería a ver en su vida así que no importaba, Tom le conto todo de su vida; pregunta que hacia Andrea pregunta que Tom contestaba, los dos se sentían muy cómodos, pareciera que se conocían de años, como si fueran amigos de toda la vida.

La platica se puso tan interesante que cuando llegaron a la catedral de Merida, Andrea dijo – Si que tu vida es muy interesante hombre!, Yo digo que toda esta platica se merece un buen porro – mientras veía a Tom fijamente
-       ¿Un porro? – dijo Tom – primero haces que apague mi porro y ahora quieres venir a fumar un porro, enserio que no entiendo a las mujeres, en ningún momento comentaste que te drogabas –
-       No lo preguntaste – dijo Andrea mientras sacaba su teléfono – bueno, vas a querer o tienes miedo?-
-       Habla – dijo Tom
Andrea se alejó unos cuantos metros de Tom, y comenzó a hablar por teléfono, a llamada no duro más de dos minutos, y regreso con Tom.

-  -.   Listo , ya solo tenemos que esperar – dijo Andrea sentándose a un lado de Tom

No pasaron ni 20 min cuando una camioneta negra, se estaciono frente a la catedral, Andrea enseguida se levantó y se dirigió a la camioneta. Todo paso muy rápido, porque atrás de la camioneta estaba una patrulla diciendo que no se podía estacionar ahí. Tom veía todo desde donde estaba sentado; Andrea regreso en menos de tres minutos. Tom noto algo raro, Andrea en ningún momento saco el dinero, por un momento se confundió, pero sabía que todavía no conocía una parte de Andrea.
Fueron juntos a rentar un coche, algo sencillo, un Cadillac color blanco. Andrea manejo ya que segun ella conocía la cuidad. Manejaron aproximadamente unos 25minitos, Tom no conocía esa parte de la cuidad, estaban entrando a una torre de departamentos cuando una llamada  interrumpió  su interpretación de Magic de Coldplay. Era el teléfono de Andrea. Andrea detuvo el auto, bajo todo el volumen de la música, saco el teléfono y contesto rápidamente, mientras le indicaba  a Tom que no haga ruido, la llamada fue corta, Andrea casi ni hablo, solo dijo -enseguida voy para allá-.
Andrea prendió el coche y le dijo a Tomas, que la acompañara, que solo tenía que entregar una cosa, que sería rápido, Tom no quería despegarse de ella así que no le importo a donde vayan, y acepto diciendo – Hoy soy todo tuyo - .

Manejaron otros 30 minutos más y llegaron a un rancho fuera de la cuidad, habían dos personas armadas en la entrada, Andrea detuvo el coche

-       Buenas tardes Srta. Andrea, el jefe no aviso que viene acompañada –
-   -  Hola Manuel, lo sé, pero es mi primo y solo vine rápido no molestemos al patrón, no se va a bajar. – dijo Andrea en tono amable.

El guardia sabía que no podía dejar pasar a nadie que no estuviera en su lista, pero al ver la sonrisa de Andrea no pudo negarse

-       Abran las puertas – grito Manuel para que pase el coche.
-       Gracias – grito Andrea

El rancho era grande, Andrea no daba explicaciones de nada, solo decía que sería algo rápido y que no iban a tardar. Tom en ningún momento se sintió incómodo.
Andrea estaciono el coche, le dio un beso en la mejilla a Tom y le dijo que no tardaba mucho, por las prisas, Andrea olvido su celular en el coche, Tom se dio cuenta porque empezó a sonar,  sin importarle nada, contesto el teléfono, cuando la persona que estaba del otro lado del teléfono escucho la voz de un hombre, grito – ¿Quién carajo eres tú? Y por qué tienes el celular de mi Andrea? –
Tom en tono retante solo contesto  - Tengo su teléfono porque lo olvido en el coche – estaba confundido porque escucho cuando el señor dijo Mi Andrea. La llamada se cortó.
Andrea ya estaba llegando a la puerta antes de que tocara la puerta se abrió, era un señor alto, delgado, con un traje claro. El señor tomo del brazo a Andrea

-       ¿Con quien estas? – le grito a Andrea
-       ¿De que hablas Antonio? – dijo Andrea asustada tratando de soltarse.

Tom desde el coche vio que el señor agarro a Andrea, se bajó rápidamente del coche y sin pensarlo corrió hasta el señor y le dio un golpe en con el puño cerrado en el cachete. Andrea tropezó del impacto.
Cuando Antonio recibió e golpe ya había un circulo sobre ellos tres con puros señores armados, uno de ellos le pregunto a Antonio si estaba bien, mientras otro se acercaba apuntándole en la cabeza a Tom. Andrea se levantó del suelo y se puso entre Tom y la pistola.
-       Ahora resulta que vas a defender a este pendejo, Andrea por favor no hagas pendejadas – dijo Antonio
-       ¡Si lo matas a él, me pierdes a mí, déjalo ir, es mi primo! – grito Andrea con lágrimas en los ojos.
-       No quieras verme la cara de imbécil Andrea, conozco a toda tu familia y no tienes a ningún primo con ese nombre, no soy pendejo, quítate o te matan a ti también – grito Antonio
-       Andrea, quítate de aquí – le dijo Tom

Andrea no podía dejar de llorar, impulsivamente aventó la pistola del señor que le estaba apuntando en su pecho y abrazo a Tom.

-       ¡Sepárenlos! – grito Antonio

Los muchachos separaron a Andrea y a Tomas, los tenían agarrados de la mano y otro señor les apuntaba en la cabeza con la pistola.

-    -Andrea, Andrea, ahora por tu culpa, va a morir tu querido amante y tu, pero a quien matamos primero – dijo Antonio
-    -  Déjala a ella – grito Tom – mátame a mí -.
-     Por hablador, ahora va a morir ella – dijo Antonio – Mátala – grito.
POM! Se escuchó el balazo, Tom no podía dejar de llorar, ver a Andrea con la cabeza destruida llena de sangre, lo destrozaba, se sentía culpable, si no hubiera sido tan insistente con Andrea ahorita no estaría muerta.
-       No sabes con quien te metiste, no debiste de acércate a Andrea, ahora por eso ya está muerta, eso le pasa por puta – dijo Antonio
-       ¡Eres un pendejo! – grito Tom  mientras trataba de soltarse de los hombres.
-       No quiero seguir escuchando pendejadas, tengo cosas más importantes que hacer, Carlos, ya mátalo.- dijo Antonio.
Carlos simplemente mató a Tom.

-       Ahora limpien todo este desmadre – dijo Antonio mientras entraba a su casa.

Carlos era la mano derecha de Antonio, asi que enseguida organizo todo, llevaron los cuerpos hasta la parte de atrás del rancho, dos hombres ya estaban cavando los hoyos cuando llegaron con los cuerpos, primero enterraron a Andrea, el cuerpo de Tom aún seguía en la tierra. Carlos se acercó  a  Tom y algo en su cuerpo le llamo la atención, pidió que no lo enteraran, que iria por el patrón, Carlos corrió hacia la casa.

Toco la puerta tres veces, escucho la voz de Antonio diciéndole que pase, Carlos abrió la puerta y le pidió a Antonio que lo acompañe, que tenía que ver algo. Antonio se negaba a ir, pero al ver a Carlos muy insistente acepto.

-       Vamos Carlos, vamos, solo espero que no sea una de tus pendejadas – dijo Antonio
-       No señor, es algo serio.- dijo Carlos angustiado.
Cuando llegaron al lugar, Antonio pregunto por qué no estaba enterrado Tom, Carlos le dijo que se acercara,
-       ¿Ahora que pasa Carlos?- pregunto Antonio mientras se acercaba al cuerpo
-       Señor, mire el brazo del muchacho – dijo Carlos
Antonio se acercó, vio el brazo de Tom y se quedó impactado.
-       Es la cicatriz, señor, este muchacho era su hijo-.dijo Carlos con lágrimas en los ojos
Antonio abrazo el cuerpo de su hijo, beso su frente y dijo.
-  . Te quiero hijo, fue un placer volver a verte-



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