“En una pequeña comunidad de las afueras, una Jirafa había construido una nueva casa para su familia. Era una casa ideal para jirafas, con una entrada y unos techos altísimos.
Un día, la Jirafa estaba trabajando en su moderno taller de carpintería y vio pasar por la calle un Elefante, a quien conocía de una carpintería donde habían trabajado juntos. Dijo: “El elefante me pareció un trabajador excelente. Voy a preguntarle si quiere ver mi nuevo taller. Quizá incluso podamos trabajar juntos en algún proyecto”.
El Elefante entró encantado a la carpintería de la Jirafa. Poco después, ambos se encontraban felizmente intercambiando anécdotas cuando, de repente, sonó el teléfono y la Jirafa entró a atenderlo.
Dijo la Jirafa al Elefante: “Por favor, ponte cómodo en aquella habitación escaleras arriba, esto puede que me lleve un rato”.
Cuando el Elefante quiso subir las escaleras, oyó un crujido. Los peldaños se empezaban a resquebrajar. Bajó de un salto y se cayó contra la pared. ¡La pared también se desmoronaba!
Dijo la Jirafa: “¡Ah! ya veo cuál es el problema. La entrada es demasiado estrecha. Tendremos que hacerte más delgado. Hay un gimnasio aquí cerca que ofrece clases de aerobic. Si te apuntas, podríamos conseguir que bajaras de talla.”
“Es posible”, murmuró el Elefante, no muy convencido.
“Y las escaleras son demasiado débiles para soportar tu peso”, continuó diciendo la Jirafa. “Si te apuntaras a unas clases nocturnas de ballet, estoy seguro de que eso ayudaría a que bajaras de peso. Realmente espero que lo consigas. Me encantaría tenerte aquí”.
”Quizás”, dijo el Elefante. “Pero, para serte sincero, no estoy muy seguro de que una casa diseñada por y para una Jirafa pueda servir en algún momento para un Elefante. Al menos, no hasta que se produzcan algunos cambios”.
(Fábula extraída del libro “Building a house for diversity”, por R. Roosevelt Thomas Jr).
Esta fábula me hizo pensar, en cuantas veces no he juzgado a alguien sólo por no tener el mismo punto de vista. Tengo que admitir que para mi es difícil aceptar críticas de otras personas, por más pequeñas que sean, y ahí es cuando vienen los problemas, porque lo primero que hago al escuchar una crítica es ponerme a la defensiva. Si defender mi punto de vista cueste lo que cueste.
Pero hoy me pregunte; ¿como alguien podría pensar 100% como yo?
Y puedo asegurarme que es IMPOSIBLE, ya que cada cabeza es un mundo, cada cabeza tienen sus propios valores, creencias y juicios acerca de lo que esta bien y mal.
Como dice la fábula, cada uno construye su vida de tal forma que sea la ideal para cada uno de nosotros.
Me despido con esta cuestión para reflexionar.
¿ Cuantas veces pretendiste que los demás se adapten a tu mundo sin hacerlos sentir criticados ?
#justsaying
M.S.
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